El Grupo Estable de Teatro de la Universidad Autónoma de Barcelona ha llevado a escena esta temporada 2021-2022 “La zapatera prodigiosa”, de Federico García Lorca. De la obra, que se ha interpretado con gran éxito los días 27 y 28 de abril en la Sala Teatro de la UAB, de Federico García Lorca y del Grupo Estable de Teatro hablamos con su director, Ricard Gázquez.
TEATRO DE ORO: Primero de todo, felicidades por vuestra versión de “La zapatera prodigiosa”.
RG: Muchas gracias.
TdO: Comentábamos antes que “La zapatera prodigiosa” quizás no sea una de las obras más conocidas de Lorca, pero sí una pieza que reúne muchas de las características del teatro lorquiano, aun con la peculiaridad de un tono que está a medio camino entre la comedia y la tragedia.
RG: Sí, a ver él define la obra como una farsa violenta en dos actos. Entonces está en todo este clima la violencia de las gentes, de los pueblos - está ambientada a principios de siglo (XX)- de las murmuraciones, de la falsa moral, de la doble moral, de una mentalidad conservadora que censura cualquier intento de vivir la vida según el criterio de cada uno. El personaje de ella se ve atrapada en este círculo cerrado.
La historia es una joven de 18 años que por necesidad se casa con un viejo de 53, que para la época era un viejo. Hoy en día una niña de 18 con uno de 53 también sería algo remarcable como relación. Pero claro, teniendo en cuenta esa atmósfera de los pueblos, de la crianza, de la necesidad de perpetuar una saga, etcétera. Además, es un personaje que se le llama prodigiosa por su fantasía desbordante, porque ella vive entre la fantasía y la realidad. Lo que ocurre y el gran acierto de Lorca y la gran maestría dramática es que esa fantasía se vuelve realidad de alguna forma. Todo eso que ella sueña. Está enamorada del amor de algún modo. Yo diría que es casi tragicómica, es una farsa. Son personajes que aparentemente parecen arquetípicos pero luego tienen una gran complejidad porque tienen muchas dobleces. Una psicología compleja a fin de cuentas, si pensamos en las motivaciones de cada uno y en los comportamientos. Encuentra además ese aire popular que el propio Lorca decía que era como de refrán, de romancillo. Y además se juega al teatro dentro del teatro.
TdO: En ese sentido, la aparición del personaje del titiritero y de su historia es casi un momento hamletiano. ¿Crees que Lorca quería hacer un homenaje al teatro con esta obra?
RG: Sí, eso decía, que hay una cuestión casi pirandelliana de teatro dentro del teatro, alguna estudiosa como Gil Fombellida. Dice que se anticipa audazmente incluso a las innovaciones de Bertolt Brecht, porque introduce números musicales, porque hay una entrada de un presentador que es el propio autor, que produce un distanciamiento y una reflexión y una declaración de principios. Y luego toda la segunda parte donde aparece el titiritero que es el propio zapatero disfrazado que cuenta su propia historia trasladada a otro contexto. Es como un juego de máscaras permanentes y eso la hace muy interesante, divertida, entretenida. Y tiene ritmo, además. A parte, evidentemente, de la poesía, del lenguaje, de ese castellano, de ese andaluz, esos giros, esas imágenes, esas metáforas, ese permanente divertirse con las palabras. Hace que las palabras creen en sí mismas un universo simbólico muy potente.
TdO: Además del tema principal de un matrimonio desigual entre una chica muy joven y un hombre mayor, se apuntan otros temas más colaterales pero que parecen también muy importantes. Entre ellos está el asunto de la virilidad del marido que ella pone en entredicho, entre otras razones porque provoca la esterilidad de la joven…
RG: Sí, a ver, no es que ella sea estéril, sino que su marido no está en condiciones de engendrar hijos. Y ella sí lo pone en cuestión. Hay un momento en que él le dice “llevamos tres meses casados, yo queriéndome y tu poniéndome verde”. Y ella le dice, “¿queriéndome? ¿qué es eso de queriéndome?” Porque está todo el tema de la sexualidad latente, está la simbología lorquiana de la sexualidad que está representada por los caballos, por los mozos que vienen a caballo, etcétera. Que en el fondo son imaginaciones de ella, porque ella alardea de una serie de conquistas y algunas son reales y otras son fantasías. Está ese tema, además, enfrentado como decía con una sociedad religiosa, supersticiosa, conservadora. Además, es una obra escrita la primera versión en el año 26, la segunda en el año 30. Dos años antes, en el año 28, él había intentado estrenar con la misma dirección de Cipriano de Rivas Cherif y con la compañía de Margarita Xirgu, la compañía El Caracol que era una compañía experimental. Habían intentado estrenar Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín, que también es una obra de una joven con un viejo. Es el mismo tema pero dentro de otra dimensión, de otro contexto. Pero sobre todo él se enfrentaba a una tendencia del teatro más naturalista, más convencional del momento. Y lo que querían era buscar un teatro que también tuviera una vertiente plástica, visual, de juego interpretativo. De juego, también avanzándose a su época, de un teatro no realista, donde hay una estilización del movimiento, donde hay un juego escénico complejo y casi interdisciplinar, con decorados pintados, con un vestuario donde los colores tienen una simbología muy potente, de la esperanza, de la pasión. El verde y el rojo, por ejemplo, están aquí: ella va de verde en el primer acto, de rojo en el segundo. Y toda la cuestión de los títeres, del romance de ciego, que aparece en el recitado del titiritero. Ellos le llaman titiriteros, pero en realidad se les llamaba titiriteros a los cómicos, no solamente porque hicieran títeres, sino que era una expresión popular. De hecho, en la obra, en el texto original, él despliega un cartelón donde hay una especie de auca con viñetas y va contando la historia. Nosotros lo hemos obviado y lo hemos trasladado al recitado en sí, porque la fuerza de la palabra era muy evocadora ya. Nos parecía más sugerente, en función de las soluciones que podíamos encontrar, llevarlo a la oralidad que intentar representar ese cartelón.
TdO: A pesar de ser una obra con tintas de comedia, tiene un trasfondo trágico importante, especialmente por la presencia de la muerte. ¿Crees que de alguna manera Lorca presentía su propio destino incluso en piezas aparentemente más ligeras como “La zapatera prodigiosa”?
RG: Siempre está la muerte, yo creo, en las obras de Lorca. La muerte, la sexualidad, la vida, los sueños, la fantasía, el amor. Es decir, están todos esos temas. Sí que está presente, y podemos hablar, porque es una obra que la conocen al menos los lectores de Lorca. Hay cuchilladas después fuera, en la extraescena, fruto también de la fantasía, porque se cuenta una historia. Luego, de pronto, hay una reyerta en la calle, que no sabemos muy bien, y aparece precisamente porque se ha nombrado la sangre y las navajas en el cuento que cuenta el titiritero. Y la fantasía se hace realidad, y luego esa realidad culpa a la zapatera que no tiene culpa de nada ni responsabilidad de nada, sino porque la historia la ha contado el titiritero, que es el marido disfrazado a su vez. Es decir que es un juego de disfraces, de máscaras. Es una farsa más que una comedia. Es una farsa, y como decía el título, violenta, porque hay todos esos temas de fondo que hemos comentado, que genera mucha violencia. Y luego que es una sociedad empobrecida, castigada por la mala política. Además, está escrita, como he dicho, en el 26, la segunda versión y el estreno fueron el año 1930, pero se dice en el texto que está ambientada en el principio de siglo, porque el titiritero dice que viene de Filipinas, y otro le pregunta si ha visto a los insurrectos, por lo tanto, es el 98, con la pérdida de las colonias, los últimos de Filipinas, todo esto. Hay una referencia a la historia, a la historia reciente de España. Y lamentablemente después, como es sabido, en el 36 los fascistas asesinaron a Lorca. No es que intuyera su destino, pero sí que desafiaba de algún modo a las derechas y a una España negra que estaba realmente haciendo mucho daño, sobre todo en las poblaciones pequeñas, en el mundo rural, pero también en las ciudades.
TdO: Hablemos, si te parece, del Grupo Estable de Teatro. Una de las características del grupo es que está formado por actores y actrices de muy distintas edades, ¿crees que esta variedad ha favorecido la puesta en escena de vuestra versión de “La zapatera prodigiosa”?
RG: Sí, claro, aquí hay 3 personas que son de la Universitat a l’Abast, que son gente que ya están jubilados pero que están estudiando segundas carreras. Entonces estaban en un grupo de mayores de 60, me parece, y ellos quisieron participar del aula y yo les acepté porque pensé que sería enriquecedor. Y yo creo que ellos llevan un tiempo y han cumplido como un ciclo de alguna forma, porque la permanencia en el aula viene a ser lo que dura un grado. Aunque hay gente que se queda más o menos. Y sí, claro, a nivel de reparto facilitaba dar esa idea de la joven y el viejo. Porque las chicas que interpretan, hay 4 zapateras porque hemos hecho repartos diferentes y en cada función hay una zapatera en un acto y otra en el otro, tienen más o menos eso, 18-20 años. Pero el zapatero del primer acto es un señor que tiene 73, con lo cual se exacerbaba esa imagen del viejo y la niña. Y sí, para este tipo de obras donde hay una caracterización por edades, y tienen importancia por una cuestión generacional, sí ha facilitado las cosas en este caso.
TdO: No podemos finalizar esta charla sin una cuestión obligada, ¿ya sabes qué obra representará el Grupo Estable de Teatro de la UAB la próxima temporada?
RG: No, todavía no. Yo creo que, como decía, hay que reconfigurar el grupo. Yo suelo barajar opciones durante el verano. Siempre estoy leyendo, pensando o imaginando posibilidades. A veces partimos de textos dramáticos, a veces partimos de otro material que es susceptible de ser dramatizado. La idea es que después de entre esas opciones que yo tenga, y en función del perfil del grupo, escoger una obra. Así como en otros años sí tenía en mente algún proyecto este año, como venimos de un período también de pandemia y se ha reconfigurado el grupo, voy a esperar a principios del curso que viene.
TdO: Pues estaremos muy atentos para volveros a disfrutar en el teatro el año próximo. Muchas gracias, Ricard, y felicidades de nuevo por vuestra versión de “La zapatera prodigiosa”.
RG: Gracias David, un placer.
David Hernández
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