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DAVID MENÉNDEZ, DE OBSKENÉ: “PARA NOSOTROS TIENE PUNCH DECIR: 'AQUÍ QUIERO HACER FUENTEOVEJUNA'"


David Menéndez, actor de la compañía Obskené. Foto: Lourdes Sánchez.

La compañía Obskené ha regresado a Barcelona para representar, en el Centro Cívico de la Sagrada Familia, su versión de “Fuenteovejuna”, con la que han recorrido múltiples países de Europa y América. Se trata de una más que peculiar adaptación de la obra de Lope de Vega, en la que el texto original se fusiona con una puesta en escena actual e iconoclasta y aliñada con constantes toques de humor. Y todo con un ritmo que deja al público-pueblo casi sin aliento para gritar Fuenteovejuna, como nos explica David Menéndez, actor de Obskené e intérprete del odiado Comendador.


P: Después de la representación podemos constatar que el público ha salido totalmente sorprendido y entregado por este “Fuenteovejuna”.

R: Sí, ha sido muy emocionante. Llevamos 6 años haciéndola y no nos deja de sorprender. Hoy hemos venido a Barcelona, a nuestra casa, donde no la hemos hecho tantas veces. La estrenamos aquí pero no la hemos hecho tantas veces. Hemos girado por Cataluña, por España, por Colombia, Sudamérica, Centroamérica, por todos lados, y hoy ha dado mucho gusto porque teníamos unas casi cuatrocientas personas, que es un gustazo. Y Fuenteovejuna funciona mucho cuando hay mucha gente, porque ellos hacen de pueblo y nosotros los necesitamos.


P: Quizás una de las cosas más novedosas sea algo que ya se encontraba en el original, y es esa mezcla de comedia y drama que tanto gustaba a Lope de Vega. Un contraste que habéis llevado hasta el extremo…

R: Sí, bueno… En el proceso de creación había una parte en que [para] nosotros mismos, hablando de la obra, resultaba muy cómico, porque resultaba que unos no lo habían leído o no la querían hacer, a otros les parecía que querían hablar de otras cosas, o justamente querían hablar del verso, ¿no? Cada uno quería decir la suya y eso se convertía en algo bastante cómico, y la dramaturga y la adaptadora lo supieron hacer muy bien y lo supieron poner en la propia obra. Entonces los momentos cómicos suelen ser los momentos en los que hablamos los actores, los performers, y los momentos más dramáticos son los de Lope y los de la historia de Fuenteovejuna, que no deja de ser un drama que aún seguimos viviendo.


P: No estamos desvelando nada con decir que uno de los momentos más dramáticos de la obra es la violación de Laurencia. Sin embargo lo original es la forma como habéis presentado el sadismo y el cinismo del Comendador, que parece reírse de su crimen…

R: Sí, para nosotros no es cómica esa parte. Es una parte en que nosotros sabíamos que había una violación, que nos enfrentábamos a eso, que teatralmente no es fácil. Y el director y los demás dijimos: aquí hay que hacer algo poético, hay que hacer una simbología. Y creo que tomamos una buena decisión que creo que enfrenta mucho al público. El público cuando está viendo que le tiro yo una bebida con gas a Laurencia, y le va cayendo poco a poco, quizás puede hacerle gracia al principio, pero poco a poco ves que eso es abominable y que es una simbología del poderío y de la tiranía muy, muy, muy grande. Entonces en eso nos basamos, en intentar ser lo más simbólicos y a la vez hacer la mayor diana posible.


P: Vuestra versión parece buscar el ser original y actual, pero manteniendo aquello que es inmortal de “Fuenteovejuna”. ¿Qué es lo que os hizo pensar que esta historia sigue siendo vigente para el público moderno?

R: Bueno, hace seis años estábamos viviendo la revolución árabe y la muerte de Ghadafi, que fue en una plaza, grabada, delante de niños, de mujeres, de hombres, apaleado. Y entonces estábamos viviendo toda esa revolución. También lo de los tweets, hablan mucho de eso: cómo montar una revolución en 5 minutos. Tenemos ese poder el pueblo ahora. Entonces nosotros nos preguntábamos hasta qué punto el pueblo es soberano para hacer una revolución y a qué precio.


P: El ritmo de la obra es trepidante. Influye todo: influye el drama, influye la comedia, influye también la música, que es un elemento esencial de vuestra versión…

R: Sí, el ritmo es trepidante porque es de calle y porque no puede caer la pelota. Y porque a veces la gente no lo oye y porque pasan coches por el lado. Y porque hay muchos, muchos inputs. Entonces nosotros siempre lo decimos, y el director lo dice: cuando haces una réplica, y el otro tiene que contestar la réplica, tiene que cogerla enseguida. Normalmente, cuando haces un espectáculo en teatro, los silencios cogen mucha fuerza. Pero claro, los silencios están llenos porque nadie habla y porque se escucha un silencio y ahí se revelan muchas cosas. Pero aquí el silencio nos mata, porque el silencio es “qué está pasando, no está sucediendo nada”. Entonces, a parte de que fue nuestra opción, que fuera una obra trepidante, que te vinieran por todos lados los actores, que no sepas de dónde te vienen, es una cuestión de que es de calle también. Y la calle aprieta mucho. Hay veces que te vienen 500 personas y los de la última fila no lo oyen por mucho que estemos gritando, pero nosotros no podemos llegar a más. Entonces hay una cosa que es importante, que es lo trepidante que necesita la calle y por supuesto un Lope de Vega. Al final una adaptación necesita una revisión y yo creo que la opción de ser trepidante es una buena opción para la calle y para “Fuenteovejuna”.


P: Estás hablando del esfuerzo que supone para los actores, porque os dejáis el alma y os dejáis la voz. Después de seis años con este ritmo, ¿cuántos años más tenéis pensado continuar?

R: Pues… larga vida. Larga vida, esperemos. El otro día fuimos a Tenerife y era un espacio donde había muchos programadores y esperemos que haya larga vida. A nosotros nos encanta hacer esta obra. Nosotros somos amigos, tenemos afinidades artísticas pero somos amigos y cobramos de esto y a la gente le gusta y la gente cada vez lo quiere ver más. Y no es lo mismo hacerlo en Olesa de Montserrat que en Colombia, en Manizales o en República Dominicana, o en París. Entonces todo esto influye mucho y a nosotros nos encanta poder explicar la historia a diferente gente y de diferentes maneras. Nosotros nos basamos en [la compañía] “La Barraca” de Lorca, queríamos romper las barreras arquitectónicas y queríamos llegar a la gente que no ve teatro normalmente. Para nosotros tiene punch llegar a la aldea, al pueblo, al lugar, a la ciudad y decir: “¡ostras, aquí quiero hacer Fuenteovejuna!” O sea, que larga vida. Hoy, mientras hacía la obra -esto pasa a veces, que estás pensando en otras cosas- pensaba: ojalá 30 años haciendo esta obra, ojalá, de verdad. Y que muchos actores puedan hacerla también.


P: Pues a tenor de lo visto y de la reacción del público, está claro que la obra tiene una larguísima trayectoria por delante. Nuestras felicitaciones más sinceras por vuestro “Fuenteovejuna”.

R: Muchísimas gracias, de verdad.


TdO

Dabides




Tres momentos de la representación de Fuenteovejuna de Obskené


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